El genio de las sonrisas.
-Pequeño, ¿por qué no tienes una sonrisa en el rostro?
-Ay señor estoy triste, ayer estaba contento y feliz, pero esta mañana al despertar no recordaba nada, y soy desdichado por ello.
-Bueno pequeño no te preocupes, seguro que hoy encontrarás nuevas cosas que te hagan sonreir.
-Sí señor, seguramente, pero la certeza de que con el paso del tiempo las perderé me hace seguir estando triste.
-Ya te entiendo chiquitín, y voy a hacer algo por ti, aun no me he presentado pero yo soy una especie de genio, mi misión es mantener las sonrisas el máximo tiempo posible, por lo tanto no puedo consentir ese rictus en tu rostro. Toma pequeño esta bola de luz, cada vez que encuentres algo que te haga sonreír sácala, la bola se guardará dentro ese momento y podrás pedírselo cada vez que lo desees. Cuídala y llévala siempre contigo.
-Gracias, muchas gracias genio, creo que este es el mejor regalo que podía hacerme.
-Hola chiquitín, ya hace mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, dime ¿por qué no sonríes? ¿No te funcionó la bola?
-Sí señor Genio, la bola funciona muy bien y ahora ya no olvido lo que me hace feliz, pero a veces aun estoy triste.
-Y dime pequeño.. ¿Por qué estás triste ahora?
-Bueno señor genio, es que muchas veces quiero guardar sonrisas en la bola, pero hay veces en las que no las encuentro, hay veces que sólo encuentro para guardar cosas tristes.
Me gustaría que todo el mundo pudiese tener una sonrisa para la bola.
Me gustaría que todo el mundo pudiese tener una sonrisa para la bola.
-Pequeño debes comprender que la vida no está hecha sólo de sonrisas, hay que saber aceptar que también ocurren cosas malas, pero con el tiempo a todo le puedes encontrar facetas positivas, y si no lo crees pruébalo con la bola, guárdate algún momento triste y deja pasar el tiempo, saca ese recuerdo dentro de unos años y verás como es posible que ya no sea tan triste, incluso que puedas sacarle enseñanzas y comprensión.
-Está bien señor genio, así lo haré, pero me gustaría que todo el mundo pudiese tener una bola como esta, estoy seguro de que así habría más sonrisas.
-Bueno, yo no tengo tantas bolas, y son muy pocos a los que puedo ayudar, a ti te ha tocado y a cambio te pido algo chiquitín, durante tu vida... procura sembrar todas las sonrisas que puedas, así me estarás ayudando un poquito en mi trabajo.
-Claro señor genio, no dude que haré todo lo que esté en mi mano y ese será uno de los principales objetivos en mi vida.
Dicen que en 1813 Joseph Nicéphore Niépce, inventó la cámara fotográfica.
Yo también me alegro que el genio le regalase a Joseph esa pequeña bola de luz, cuando él era pequeño. ¿No están de acuerdo?.
Precioso texto. ¡Cuánta satisfacción pueden proporcionar esas bolitas de luz!
ResponderEliminarBesos.